Más allá del problema moral, la causa de la mujer conserva aún su prestigio porque se identifica con todas las mujeres del mundo contra una sociedad patriarcal y su reivindicación no sólo les concierne a ellas, sino a toda la humanidad, ahí la razón de su olvido, puesto que representa la universalización marxista, esa que los sectores especialmente anarquistas niegan incluso en la forma de meta-relatos para ellos ya extintos. La izquierda sólo puede ser universal si defiende en primer lugar a los que carecen de sitio en el sistema: el inmigrante sin papeles, la mujer sin derechos, el habitante del suburbio, el esclavo obrero de la periferia del imperio. Siguen conformando los grupos sociales que Marx consideraba como el crimen de la sociedad entera y su liberación la autoemancipación universal. En ellos reside la universalidad política y también la verdad. Es todo parte en definitiva, del nuevo carácter de la contradicción: modernidad v/s marginalidad.
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