sábado, 5 de mayo de 2012

Marx, militancia revolucionaria y vigencia en pleno siglo XXI

Queremos conmemorar este nuevo aniversario de nacimiento de Karl Marx con este articulo de un pensador y militante de la izquierda abertzale, Iñaki Gil de San Vicente. 
La vigencia del pensamiento de Marx, su practica militante y revolucionaria como ejemplo, supera por lejos las tendencias posmodernistas que hoy tanto daño hacen a los movimientos sociales que por tanto, políticos y por consecuencia, ideológicos.  Esas tendencias que no son otra cosa que el resultado de una sociedad burguesa son acorraladas por todo el rigor del marxismo en pleno siglo XXI cuando sus enemigos han intentado por todos los medios acabar con él o "superarlo".

EL MARXISMO ES LA FILOSOFÍA INSUPERABLE DE LA ÉPOCA.
-Jean Paul Sartre- 


Quiero iniciar esta disertación planteando las siguientes preguntas:  ¿Por qué hablar de Karl Marx, pensador y revolucionario del siglo XIX en el siglo XXI? ¿Se debe insistir en el estudio y vigencia de su obra? ¿Se puede argumentar a su favor si los países del llamado campo socialista en Europa del Este se fueron a pique y se constituyeron en sociedades capitalistas? Estos cuestionamientos, en ocasiones formulados por los ideólogos del capitalismo, por los pensadores postmodernos, y en otras por una intelectualidad supuestamente de izquierda, nos permiten abordar algunas cuestiones fundamentales para comprender la trascendencia del pensamiento de quien Federico Engels, su amigo y hermano, dijera que es el más grande ! pensador que ha tenido la humanidad y a quien el héroe de la independencia de Cuba, José Martí, manifestara que merece honor por haberse puesto al lado de los débiles.


Partamos de la pregunta que hace referencia al por qué hablar de Karl Marx en el siglo XXI. Primero que todo escuchemos brevemente algunos datos sobre la situación social en la que la humanidad, y sobretodo América Latina, vive en la actualidad: La quinta parte de la población está en la miseria; 826 millones de personas padecen de hambre física; más de ochocientos cincuenta millones son analfabetas; mil millones carecen de agua potable estimándose que para el año 2025 la cifra sea de 3500 millones de personas; 2400 millones no tienen acceso a servicios sanitarios. En América Latina 224 millones de personas viven en la pobreza y de ellos 90 millones están en la indigencia. La deuda externa latinoamericana asciende a 800 mil millones de dólares; siendo ésta una ! de las causas por las cuales la educación y la salud no reciben los recursos necesarios por parte de los gobiernos, los mismos que cumplen fielmente las disposiciones del FMI y de los organismos económicos internacionales dominados por EE.UU. Los grupos humanos más afectados son las y los niños, las mujeres y los ancianos, a quienes el modelo neoliberal los considera desechables o simplemente como mano de obra sujeta de una explotación mayor, tal como se hace con el trabajo infantil en las fábricas de la China, de Malasia, de Singapur, donde las y los niños trabajan de doce a catorce horas diarias en condiciones infrahumanas para producir los juguetes de McDonalds, de Kentuchy, de la Coca Cola. Por otro lado la situación de la contaminación del medio ambiente es cada vez más grave, producto de un sistema basado en una producción irracional y desmedida de cosas superfluas.

¿Producto de que es todo esto? Quienes detentan el poder económico, político y mediático pretenden confundir a la gente argumentando que la pobreza es resultado de la vagancia de ciertos pueblos a los que, inclusive, bajo criterios racistas, han calificado como inferiores. ¿Qué esconde esto? Precisamente aquello que señalara Marx en su extraordinaria y vasta obra: la explotación de una clase social sobre otra y el dominio de ciertas naciones por medio de la violencia, del saqueo y de la imposición ideológica sobre otras naciones. "La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestro días es la historia de la lucha de clases" decían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, documento histórico que hoy tiene una vigencia impresiona! nte, tal como lo explica el pensador argentino Atilio Borón cuando hace referencia a la polarización cada vez mayor de la riqueza entre la burguesía, la oligarquía, las naciones capitalistas y el proletariado, los trabajadores en general y las naciones subdesarrolladas. Federico Engels nos dice: "Pues bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, solo giran en torno al poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las nuevas, para conquistarlo."

Pero ¿en qué radica la fuerza del pensamiento marxista a través del tiempo? El pensador marxista vasco, Iñaki Gil de San Vicente señala que el secreto y el misterio de la efectividad del marxismo radica en que este pensamiento constituye "la integración crítica de lo mejor del pensamiento occidental entonces existente; y de, segundo, y fundamentalmente, su capacidad de síntesis cualitativa superior, de crear algo nuevo, una totalidad nueva pero a la vez integradora de las aportaciones valiosas analizadas críticamente en la fase anterior e inicial del proceso creativo. Estamos ante el ejemplo más brillante del desarrollo de la facultad de emergencia de algo nuevo a partir de la previa acumulación de componentes viejos hasta llegar a un momento o punto crít! ico de no retorno, de aparición de lo nuevo a partir de varios componentes viejos. Eso nuevo es el materialismo histórico y su malla interna vertebradora es la dialéctica materialista." Lenin decía que "El marxismo es el sucesor natural de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés." Pero sobre todo el marxismo se nutre de la experiencia revolucionaria de la clase obrera. Rafael Plá León señala que "Fue el movimiento real de la clase proletaria y el contacto directo con éste lo que posibilitó en definitiva que el pensamiento de Marx tomara la forma que tomó." Al mismo tiempo el marxismo no es una creencia, un dogma; es, por el contrario, un pensamiento abierto, activo y creador que se nutre permanentemente de las producciones de las y los seres humanos en todos los campos del saber.

De igual manera hay que señalar que Marx no solo se dedicó a la teorización de diversos problemas; fue ante todo un revolucionario activo, un hombre consecuente con lo que teorizó producto precisamente de su contacto con la realidad en la que vivían los obreros europeos. Marx y Engels tenían como uno de sus objetivos la formación de un partido obrero, revolucionario sustentado en una teoría científica; lo que quedó de manifiesto en la participación activa de ambos en la Liga de los Comunistas y más adelante en la fundación de la Asociación Internacional de los Trabajadores; lo cual también demuestra su carácter internacionalista sintetizada en la frase con la cual concluyen el Manifiesto del Partido Comunista: ¡Pro! letarios de todos los países, unios! Es esto justamente lo que le confiere validez al pensamiento de Marx y Engels. Como señala el Dr. Jesús Pastor García Brigos "ante todo nos enfrentamos a la obra de revolucionarios activos, comprometidos con la práctica cotidiana de luchas en la sociedad. No eran científicos de gabinete." Por ello también Marx sufre la persecución brutal del Estado Prusiano y de la burguesía europea, lo cual le condujo al exilio en varias ocasiones. En sus "Tesis sobre Feurbach" Marx señala que la tarea de los filósofos no es solo la de interpretar el mundo, sino la de transformarlo; además explica que solo es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y poderío, la terrenalidad de su pensamiento. A través de la actividad periodística Marx también educó al proletariado y denunció el papel conciliador y traidor de la burguesía, que se aliaba a conveniencia con los reyezuelos y emperadores que sobrevivían en Alemania y Francia.

Pero no solamente por ello se debe insistir en el estudio y la vigencia de su pensamiento. La obra de Marx es un sistema abierto de ideas y un método revolucionario de transformación de la realidad que nos ha posibilitado el análisis y la reflexión sobre los más disímiles hechos y sucesos que tienen que ver con la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano tal como lo demuestra en El Capital donde expone, como explica Iñaki Gil de San Vicente, "la teoría de la plusvalía; la ley del valor-trabajo; la ley de caída tendencial de la tasa de beneficio y la diferencia entre valor de uso y valor, diferencia que confirma la historicidad del modo de producción capitalista y, por tanto, la posibilidad de construcción de otra sociedad no basada en el valor y en! la mercancía, sino en el valor de uso."

El desarrollo de la ciencia también ha confirmado las tesis marxistas. Los avances científicos demuestran la validez de la dialéctica materialista para la comprensión de los hechos y fenómenos de todo tipo; lo cual se confirma con los avances en el campo de la física cuántica, de la biología, de la química.

A finales del siglo XX y en el siglo XXI los apologistas e ideólogos del capitalismo y del pensamiento postmoderno, han pretendido enterrar a Marx presentando como uno de sus argumentos la implosión de la ex-URSS y la caída del llamado campo socialista de Europa del Este o del socialismo real. Pero de ninguna manera esto puede constituirse en un argumento válido para combatir al marxismo. Sin querer ahondar en explicaciones sobre lo ocurrido en aquellos países, puesto que no es el objetivo de este conversatorio, solo cabe señalar algunos elementos para demostrar lo incorrecto de esta postura: primero que todo la traición stalinista, el proceso de burocratización en la ex-URSS y el surgimiento de un capitalismo de Estado, que estuvo acompañado de una distorsión del pensamiento de Marx, Engels y Lenin por parte de Stalin. Surge en esos momentos la concepción equivocada que el marxismo estaba constituido por el materialismo dialéctico y el materialismo histórico como si se trataran de dos cosas distintas. Igualmente surge la tesis del economicismo y del determinismo mecánico por medio de la cual se señalaba que era la base económica la que determinaba los cambios y el funcionamiento de la superestructura; olvidando que Marx y Engels entendieron a la sociedad como un sistema dinámico complejo, como un todo estructurado y dialéctico en donde la base económica y la superestructura ideológica están interconectados y que, por lo tanto tienen una influencia mutua; siendo el ser social solamente en última instancia el que determina las transformaciones sociales. El marxista Alan Woods explica que "los autores del Manifiesto contestaron repetidas veces ! a esta burda caricatura, como se ve en la célebre carta de Engels a Bloch: "Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguien lo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda. La situación económica es la base, pero las diversas partes de la superestructura: las formas políticas de la lucha de clases y sus consecuencias, las constituciones establecidas por la clase victoriosa después de ganar la batalla, etc., las formas jurídicas, y, en consecuencia, inclusive los reflejos de todas esas luchas reales en los cerebros de los combatientes: teorías políticas, jurídicas, ideas religiosas y su desarrollo ulterior hasta convertirse en sistemas de dogmas, también ejercen su influencia sobre el curso de las luchas históricas y en muchos casos preponderan en la determinación de su forma"."

El ascenso de la socialdemocracia y la imposición del modelo soviético a los países de Europa del Este luego de la segunda guerra mundial, constituyó otro elemento que provocó la distorsión del pensamiento marxista. El aparecimiento de modas intelectuales que tomaron como base al estructuralismo y al funcionalismo y lo pretendieron unir con el marxismo, también significó una distorsión del pensamiento de Marx y Engels. Todo esto fue difundido a través de los manuales de la academia de ciencias de la ex-URSS y por las universidades europeas, sobre todo en Francia e Italia. En América Latina esto influyó mucho en la forma de comprender el marxismo. Fue un error no acudir a la fuente directa, sino a los manuales. ! Ernesto Che Guevara fue uno de los críticos de ese pensamiento seudomarxista.

En este sentido no es el marxismo el que ha fracasado; por el contrario hoy ha adquirido mayor fuerza y vigencia; y no porque Marx y Engels sean autoridades del pensamiento a las que haya que acudir cual si fueran dioses. Es la realidad misma la que confirma su validez histórica. Ya se han señalado algunos datos sobre la situación en la que la mayoría de los habitantes del planeta viven, lo cual se ha agravado por la prepotencia del imperialismo estadounidense y el surgimiento del neofascismo. Vemos como los EE.UU. masacran al pueblo Iraquí, como agreden a Cuba y fomentan la contrarrevolución financiando a mercenarios que los medios del engaño pretenden calificar como "disidentes", observamos la intromisión de los Estados Unidos en los asuntos internos de la Re! pública Bolivariana de Venezuela y de Colombia donde, conjuntamente con el fascista de Uribe Velez, los militares y los grupos terroristas de derecha pretenden derrotar a la insurgencia. Pero también asistimos a un momento de ascenso de las luchas populares que, aunque dispersas, constituyen elementos importantes en el desarrollo de la revolución mundial; así la radicalización del proceso revolucionario comandado por Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela, la defensa de la revolución y las conquistas del socialismo en Cuba dirigida por Fidel, la lucha del pueblo iraquí y su resistencia contra los invasores, la firmeza del movimiento guerrillero colombiano, el combate popular en Bolivia, etc. En todos ellos está el pensamiento de Karl Marx como una guía de acción revolucionaria. Iñaki Gil de San Vicente dice que "la obra de Marx y Engels aparece en la actualidad como el único método que, además de explicar coherentemente el pasado, permite comprender qué está sucediendo a escala mundial y, lo que es más importante, cuales son las tendencias fuertes ante el futuro. Estas son las razones que explican la actual "vuelta al marxismo", y también las que explican que este reaparezca, renazca de sus cenizas, cada vez que, tras haberlo dado por muerto, las exigencias de la lucha de clases a escala mundial imponen su vuelta a escena. Ahora bien, cada vez que el marxismo es dado por muerto se produce en su interior una verdadera autocrítica creativa, un repaso de las causas que le han llevado a esa situación y, a la vez por su mismo contenido dialéctico, un enriquecimiento de su método para responder a las nuevas formas que adquieren las contradicciones esenciales del capitalismo. Lo más significativo de estos resurgimientos radica en que se producen tras grandes convulsiones sociales que han demostrado el creciente distanciamiento entre la realidad y la teoría." Concluyendo, señalo con Engels que el nombre de Marx vivirá a lo largo de los siglos, y con su nombre, su obra.

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